La noche del cazador
Sorprendentemente, no hemos encontrado tantos retazos de historia como en anteriores juegos. Ni siquiera la presentación de Bloodborne deja las cosas claras. Sabemos que una terrible maldición de la sangre ha caído sobre los habitantes de la zona, y los pocos que han sobrevivido se encierran con candado en sus casas sin dejar pasar a nadie. Los pocos habitantes que responden a la llamada en sus puertas no dejan las cosas claras, pero sabemos lo suficiente: somos cazadores de bestias, y a lo largo de esta noche infinita tendremos que abrirnos paso por la ciudad para anular la maldición.
Ayudan, de nuevo, los objetos
y sus descripciones para profundizar en algunos detalles de la trama,
pero sigue siendo una tarea opcional para quien quiera empaparse bien de
esta lúgubre ambientación. Nosotros, de alguna forma, estamos también
malditos, y cada vez que morimos en el mundo de lucidez llegamos al Sueño del Cazador, una zona similar al nexo de Demon’s Souls,
que nos permite acceder a los distintos mundos y mejorar a nuestro
personaje. Se pierde quizá ese paralelismo que había en anteriores
juegos entre las almas que pierden la esperanza y el propio jugador
desesperado por no poder avanzar, pero es que esta canción ya nos la
sabemos.
Bloodborne es un juego más directo.
No excluye a nadie, pero supone que quien más, quien menos, se ha
dejado los pulgares en alguna otra obra del estudio. Por tanto, su labor
principal no es repetir, sino intentar renovar en todo lo
posible. Dadas las similitudes con las anteriores obras de Miyazaki, es
complicado no hacer algunas comparaciones, y es ahí donde va a radicar
la opinión de muchos respecto al juego. Para algunos, el hecho de que se
obvien estadísticas, como el peso, la clase mágica o la variedad
de armas, puede suponer un gran handicap, pero por esas razones
Bloodborne se antoja único y especial.
Es también un título más directo por sus combates.
Cada ataque es a vida o muerte y no deja de sorprender el hecho de que
tengamos que ganarnos a pulso cada batalla en vez de crear un combate
matemático a base de estadísticas favorables. Aquí tus reflejos tienen
que estar más afilados que nunca. Pequeñas decisiones surgen
espontáneamente de sus enfrentamientos, sopesando si es mejor gastar una
poción o intentar recuperar vida frente al daño recibido.
Cuando empecemos a ver algunos lobos temibles y bestias cada vez más y más grandes, empezaremos a notar que Bloodborne tiene un punto casi de survival horror
Este sistema de combate ya justifica de por sí la existencia de este exclusivo de PlayStation 4. Es una evolución más que una revolución, sí, pero pone en tela de juicio la forma en que luchábamos en la saga Souls. Definitivamente, y sin llegar a ser nunca un Hack ’n’ Slash, es mucho más divertido el combate ofensivo, por mucho que nos gustara el anterior ritmo pausado por darnos más tiempo a reflexionar. Sin embargo, las dos fórmulas pueden (y probablemente lo hagan) coexistir en un futuro.El sueño eterno
Volver a un nexo con El Sueño del Cazador tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Es una zona pacífica, que permite el acceso rápido a muchas áreas de una vez, manteniendo todos los aspectos de un menú interactivo. Puede no resultar tan cómodo cuando morimos y queremos cambiar de lugar, por la necesidad de pasar por este lugar y sus consecutivas cargas, pero aquí entra un elemento nostálgico al volver a apostar por una estructura tan de videojuego, tan de Mundo 1-1, como lo fue en Demon’s Souls.
Dentro de este sueño, podemos hablar con la Muñeca para subir de nivel a nuestros personajes. Las estadísticas son también más directas. Vitalidad, Aguante, Fuerza, Habilidad, Viveza de Sangre y Arcano, con efectos más centrales como el veneno, el frenesí, el fuego, el rayo y la misteriosa Bestialidad.
Dentro de este nexo también podremos comprar y vender objetos, así como
acceder a los cuatro mundos de la aventura principal, o crear mazmorras aleatorias del Cáliz. Un apartado que explicaremos más adelante en profundidad, porque se lo merece.
La forma de mejorar las armas es gracias al taller. Volvemos a tener un sistema de piedras (de sangre) con las que subir las estadísticas, aunque serán las gemas sangrientas
las que nos permitan aumentar gratamente las estadísticas, creando
interesantes efectos, como el poder envenenar o quitar más daño si
nuestra salud está completa. Por último, tenemos las runas, que
hacen las veces de los famosos anillos, y que nos permiten poder cargar
con más pociones, más balas de mercurio o tener mejor resistencia a
algunos efectos, por ejemplo.
En nuestro viaje por Yharnam, además, encontraremos algunos pintorescos personajes.
Algunos serán cazadores y otros habitantes de la ciudad que se esconden
férreamente tras las puertas de las casas, a las cuales tenemos que
llamar para poder hablar con ellos. Muchos nos ofrecen información,
otros han perdido la cabeza y algunos nos propondrán pequeñas tareas secundarias
que si las realizamos nos ayudarán a conseguir algún efecto extra,
objetos o simplemente, hacerlos salir de sus casas. Esta es la forma más
diferente de encontrar todos los secretos de Bloodborne, ya que algunas
fórmulas clásicas, como los muros ilusorios, parecen haber desaparecido
(o al menos nosotros no los hemos encontrado tan fácilmente).
Armamento y Bestiario
Se ha discutido mucho sobre el número de armas que posee Bloodborne. De nuevo, comparando con la saga Souls, se trata de un número menor, aunque todas y cada una de ellas son únicas en su especie. Nosotros hemos encontrado un total de 14 armas principales en la aventura, más una de la que conocemos su existencia, pero que todavía no hemos conseguido. Queda claro que muchas de ellas están bastante escondidas y va a ser todo un reto acceder a ellas y poder mejorarlas. El hecho de poder activar su función especial las hace el doble de útiles, pues ninguna tiene nada que ver en su forma normal como en su especial. Un martillo puede convertirse en una espada sacando su mango. Una espada ligera en un espadón con su funda. Una hoja dividirse en dos. Es una gran forma de utilizar varios estilos en una misma partida, ya que por el precio de una, tienes dos armas principales que están reforzadas. Tenemos que admitir que, aunque echamos de menos, por el simple placer visual, el variado diseño de las armas de un Souls, hemos utilizado de forma útil más armas en Bloodborne, y por ende más estilos de lucha, gracias a esta capacidad. Aun así, es una decisión de la que no se puede sacar una conclusión fija, ya que habrá muchos jugadores que prefieran un mayor número y variedad donde elegir.
Hemos perdido nuestro preciado escudo para el arma izquierda, pero hemos ganado las armas especiales y de fuego.
Encontraremos fácilmente un andrajoso escudo de madera, pero es
imposible de utilizar cómodamente y, en la práctica, se trata de una
nueva forma de jugar con nosotros por parte de Miyazaki. Las armas de
fuego se adaptan mucho mejor a lo que propone Bloodborne. No sólo nos
ayudan a restar ese punto más de vida que le falta al enemigo para no
jugarnos el tipo, sino que permiten detener ataques enemigos o incluso
realizar la función de contraataque para realizar un demoledor Ataque Visceral,
rompiendo su defensa y acabando con ellos de un plumazo. Están los ya
consagrados trabuco y pistola de cazador, pero también hemos descubierto
extraños y victorianos fusiles, y hasta lanzallamas.
Bloodborne es una evolución más que una revolución, pero pone en tela de juicio la forma en que luchábamos en la saga Souls
Es probable que el uso más nominal sea el de los trajes. Hermosos en su concepción aunque muy similares entre sí, nos ayudan más a frenar algunas arremetidas o disminuir el efecto que provocan en nosotros los estados alterados como el veneno o el frenesí. Más interesantes si cabe son el uso de objetos, muy potenciados y que premiarán a aquellos jugadores que decidan potenciar la habilidad de Arcano, con algunas muestras de magia bastante poderosas.
Los enemigos,
por su parte, son increíblemente aterradores. Aquí ayuda mucho el salto
generacional para que estos empiecen a ganarte las primeras batallas
mentales gracias a su imponente presencia. Los primeros, ciudadanos de
Yharnam, no darán mucho pavor, pero cuando empecemos a ver algunos lobos
temibles y bestias cada vez más y más grandes, empezaremos a notar que
este Bloodborne tiene un punto casi de survival horror, donde incluso
podemos darnos más de un susto en algunas emboscadas.
Todo para terminar de limpiar una zona y enfrentarte a uno de los jefes finales
del juego. Algunas de las batallas más épicas de nuestra vida como
jugadores se han producido en este juego, con momentos de auténtica
presión y de completa tensión. Hemos gritado, de dolor y de alegría. Los
jefes finales han vuelto, y cada uno de ellos está mimado hasta su
máxima expresión, logrando ese correcto balance entre una lucha
desafiante, sin truquitos raros ni "glitch bosses" y, sobre todo, con
una estrategia casi de puzle, que nos incita a planear siempre nuestra
jugada en vez de atacar sin ton ni son.
Se
puede echar de menos algunas de las escalas de jefes finales de
anteriores juegos (con excepciones), como ese Dios Dragón de Demon’s o
ese Dragón Boquiabierto de Dark Souls. Hay algunos grandes, pero en
general se ha apostado más por el frenetismo y el combate a base de
demostrar nuestra habilidad esquivando y midiendo los tiempos
adecuadamente. Además, a lo largo de la aventura principal puede que no
nos encontremos a tantos jefes finales, pero si les sumamos los que
haremos frente en las Mazmorras del Cáliz, su número es bastante parejo a
las obras anteriores.
Belleza Victoriana - Tecnología y Diseño, unidos
Yharnam es algo mágico de contemplar. Su diseño es atronador, no sólo inspirándose en ese aire gótico y victoriano de finales del siglo XIX, sino retorciéndolo y recargándolo hasta su máximo esplendor. Sus callejones son siniestros y aprovecha la verticalidad para darle un toque único y muy realista. Pero cuando la ciudad ha dado de sí todo lo que puede ofrecer, la abandonamos para adentrarnos en sus alrededores más naturales, igual de tenebrosos e inquietantes.
Pueden
sufrir de ser demasiado oscuros en su concepción, por lo que se llega a
apreciar cada pequeño rayo de luz que baña la imagen, y en algunos
momentos casi echaremos de menos ese momento "Anor Londo" donde exclamar
un "bendito sea el sol", pero a medida que vamos superando enemigos
finales clave, la noche empieza a clarear para conseguir unos colores
de ensueño. Igual ocurre con algunas de las fases más avanzadas del
juego, donde Bloodborne echa el resto y se aleja de este estilo
arquitectónico tan característico para dejarse llevar por el imaginario
único del que siempre ha hecho gala FromSoftware, ahora unido de nuevo al Japan Studio de Sony.
Como contrapartida, hemos encontrado algunos momentos donde la tasa de imágenes por segundo
no termina de ser todo lo suave que nos gustaría. No llega en ningún
momento a ser demasiado abusiva, por lo que no encontraremos ningún
ejemplo tipo "Ciudad Infestada", pero no hay duda de que están presentes
hasta el punto de que algunas veces el sonido, por microsegundos, se
queda hasta atorado.
Mayor problema presentan las cargas,
tanto después de una muerte como cada vez que nos transportamos a una
zona, con tiempos de carga que llegan a rozar los 40 segundos y que
suponen un verdadero dolor, sobre todo cuando tenemos que repetir varias
veces un mismo jefe. También desesperan si tenemos que hacer algunos
tránsitos entre zona-nexo-zona. Comparándolos con los 20 segundos
aproximados de Dark Souls II en PlayStation 3, nos parecen algo
excesivos. Un detalle que podría haberse pulido más.
Hemos gritado de dolor y de alegría. Con Bloodborne los jefes finales han vuelto, y cada uno de ellos está mimado hasta su máxima expresión
No podemos olvidarnos tampoco del doblaje. Por primera vez tenemos ante nosotros un juego de este estilo doblado en nuestro idioma, y la verdad es que lo hace con una calidad más que aceptable, intentando captar esa voz neutra y esas risotadas de algunos personajes. Pero, para los más puristas, el juego viene con un selector de hasta cinco idiomas, por lo que podremos jugar perfectamente como siempre lo hemos hecho en su doblaje en inglés, el cual nos ha parecido más redondo, y subtítulos en español. Sin duda, una grata noticia que se haya decidido incluir este selector, un modo eficaz para acabar cualquier debate instantáneamente.La noche es oscura y alberga horrores
La aventura principal de este Bloodborne puede ser algo más corta de lo que estamos acostumbrados en este tipo de juegos. Es lógico, también, teniendo en cuenta que los combates son más rápidos y frenéticos. Aquí cualquier batalla dura escasos segundos, mientras que con algunos enemigos anteriores podíamos llegar incluso al minuto. Así, tenemos una duración aproximada de unas 40 horas, que se alarga mucho por dos vías. La primera, las zonas secretas y hasta mundos enteros ocultos, que sólo descubrirán los que miren bien cada rincón del escenario y de su inventario.
Pero donde más vamos a ver cómo sube el contador es gracias a las famosas Mazmorras del Cáliz.
Según vamos avanzando en la aventura encontraremos unos objetos y
cálices que nos permitirán acceder a mazmorras especiales. Estas tienen
un componente aleatorio tanto en su concepción, distribución de salas
como disposición de enemigos, donde tendremos que lograr activar la
palanca que nos permita enfrentarnos al jefe de planta y seguir
avanzando.
Como hemos dicho anteriormente, estos jefes
son totalmente distintos a los de la campaña, pero no por ello su
diseño no está a la altura. Es aquí donde pasaremos mucho tiempo
recorriendo sus pasillos, avanzando poco a poco, y donde será más
necesaria que nunca la ayuda de un amigo si queremos pasar por las zonas
más peligrosas. De hecho, podemos compartir nuestra mazmorra con el resto de la comunidad para que podamos adentrarnos en ellas y explorarlas.
Si queremos acceder a una nueva Mazmorra del Cáliz, tendremos que conseguir los ingredientes y los Ecos de Sangre
(las antiguas Almas) necesarios, pero una vez conseguidos, tenemos un
título con posibilidades prácticamente infinitas, y de seguro guardarán
más secretos de los que hemos podido desvelar en una sola partida.
Cazando en Compañía
Poco a poco, el modo online se ha ido convirtiendo en un elemento tan importante en este tipo de juegos como lo es el offline. Bloodborne, de hecho, hace esta distinción desde el primer momento para que aquellos que no disfrutan de las invasiones puedan jugar perfectamente sin ningún peligro aleatorio de por medio. Pero para los que quieren adentrarse en la experiencia completa, tenemos el modo multijugador gracias a un sistema de campanas, que ha sido renovado, manteniendo la esencia del original.
Con las campanas podemos adentrarnos en el mundo de otro jugador, bien para ayudarle o bien para invadirle
y acabar con él, mientras que con otra campana distinta podemos atraer a
jugadores a nuestro universo. Lo bueno del asunto es que tenemos un
sistema de glifos y contraseñas con las cuales podemos encontrar a
un jugador específico, o una Mazmorra del Cáliz concreta. De este modo
el título se abre a la cooperación con amigos de una forma algo más
común. Sigue siendo un sistema bastante extraño, ya que FromSoftware se
niega a incluir un sistema que utilice nuestra lista de amigos de PS4
para este propósito, pero al menos podremos encontrar fácilmente a la
persona con la que queramos jugar.
El
resto de elementos siguen ahí presentes. Mensajes de otros jugadores
-marca de la casa-, que podemos votar según consideremos la información
útil o falsa. Fantasmas con las muertes de otros jugadores o que
sencillamente andan por la misma zona que nosotros, mientras que las
invasiones offline se han eliminado y sustituido por cazadores muy duros
de roer controlados por la inteligencia artificial. Será interesante
buscarlos todos, ya que algunos de ellos nos darán su equipo si los
vencemos.
Para jugar online, además, necesitamos Lucidez.
Funciona de alguna manera parecida a la Humanidad, pero en esta ocasión
no cambia nuestro aspecto ni algunas estadísticas, sino que la gastamos
para permitirnos jugar online. Vencer a jefes finales o encontrar
ciertos ítems nos ayudarán a tener más lucidez. De nuevo, nos
encontramos con un filtro para no abusar del modo cooperativo y tener
que explorar por nuestra cuenta si queremos jugar online.
La sangre es fuerte
Bloodborne ha cumplido todas nuestras expectativas. Las comparaciones aquí son más necesarias que nunca, pero también son odiosas, porque en busca de la individualidad, Miyazaki ha tenido que sacrificar algunas de las características que hacían única a la saga Souls. Como todos los cambios, algunos se aceptan mejor que otros, pero una partida a anteriores títulos tras jugar a Bloodborne revela mucho de lo que ha mejorado la nueva obra de FromSoftware. Su combate más visceral nos ha vuelto mejores jugadores, más confiados, hasta el punto de que dudamos si volveremos a levantar un escudo en el futuro. Su ambientación es insuperable, demostrando por primera vez el poderío técnico de la máquina en esta saga, unido al increíble diseño visual que siempre ha poseído. Bloodborne se convierte así en un título con una personalidad única.
El diablo está en los detallesTodo
jugador de Souls va a pasar su primera partida comparando, es algo
inevitable. Te ofrecemos aquí algunas pistas: de momento, no hemos
encontrado muros ilusorios; se aprovecha la idea de las antorchas para
iluminar habitaciones oscuras, aunque sin piras que encender; hay mundos
enteros, secretos, así que mira bien en cada rincón; todo jefe tiene su
punto débil, si lo sabes encontrar. Los NPCs pueden ayudarte en algún
momento, con información o con objetos, pero es más difícil que nunca
hacerles salir. ¡Ah! Y a veces, hay que tener un poco de FE.
Cada
uno de los pequeños ajustes nos han jugado malas pasadas, pero hemos
salido reforzados gracias a ellos. Levantarse del suelo, por ejemplo, es
ahora una lucha a vida o muerte, porque los enemigos pegan duro si
intentas machar el botón de ataque o esquive. Zafarse de ellos es una
liberación, ya que esquivar ahora no cuesta prácticamente energía,
pudiendo ser mucho más valiente y ágil.
Con todo, vemos en Bloodborne
ese juego que se esperaba y que tanto se demandaba en la actual
generación. Uno de los grandes y totalmente recomendable, sobre todo
para los aficionados de la saga Souls. No lo tenía fácil, ya que es el
cuarto de su género y es en este momento donde las cosas pueden empezar a
acusar la falta de novedad. Pero gracias a las ideas innovadoras, en especial el nuevo sistema de combate, las mazmorras del Cáliz y un diseño
que pocos títulos pueden igualar en un escenario tan abierto,
Bloodborne logra destacar. Un título ejemplar, desafiante y divertido
hasta las cotas más altas. Una obra para justificar la presente
generación.
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